Mateo 10

Mateo 10

Evangelio de Mateo 9:23–10:17 on Codex Sinaiticus, escrito hacia AD 330–360.

Formato Canon bíblico
Idioma arameo
Texto Evangelio de Mateo
Autor(es) Mateo el evangelista
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Mateo 10 es el décimo capítulo del Evangelio de Mateo de la sección del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana. Este capítulo comienza con Jesús llamando a algunos de sus discípulos y enviándolos a predicar y sanar. Esta sección también se conoce como el Discurso Misionero o la Pequeña Comisión, en contraste con la Gran Comisión al final del evangelio (Mateo 28:18-20). La Pequeña Comisión se dirige específicamente a las "ovejas perdidas de la casa de Israel",[1]​ mientras que la Gran Comisión se dirige a todas las naciones. El Pulpit Commentary sugiere que el mensaje de Jesús en este discurso "era poco probable que fuera recordado fuera de los círculos cristianos judíos".[2]​.

Mateo nombra a los doce apóstoles, o "doce discípulos", en los versículos 2 a 4 y les da una cuidadosa instrucción mientras viajan por Israel. El resto del capítulo consiste casi por completo en dichos atribuidos a Jesús. Muchos de los dichos de Mateo 10 se encuentran también en Lucas 10 y en el Evangelio de Tomás, que no forma parte del canon del Nuevo Testamento aceptado.

Datos de texto

Mateo 10:13–15 en Papyrus 110 (siglos III o IV), recto side.
Mateo 10:25–27 en Papyrus 110 (siglos III o IV), verso side.

Los textos más antiguos que se conocen fueron escritos en griego koiné. Este capítulo está dividido en 42 versículos.

Testigos textuales

Algunos manuscritos tempranos que contienen el texto de este capítulo son:

  • Papiro 110 (siglos III/IV; versículos existentes 13-15, 25-27)[3][4]​.
  • Uncial 0171 (~300; existen los versículos 17-23, 25-32)
  • Codex Vaticanus (325-350)
  • Codex Sinaiticus (330-360; completo)
  • Codex Bezae (~400)
  • Papiro 19 (siglos IV/ V; versículos 32-42 existentes)[5]
  • Codex Ephraemi Rescriptus (~450; completo)
  • Codex Petropolitanus Purpureus (siglo VI)

Texto bíblico

Mateo 10

1Habiendo llamado a sus doce discípulos, les dio potestad para expulsar a los espíritus impuros y para curar todas las enfermedades y dolencias. 2Los nombres de los doce apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; 3Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; 4Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el que le entregó. 5A estos doce los envió Jesús, después de darles estas instrucciones: —No vayáis a tierra de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; 6sino id primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Id y predicad: «El Reino de los Cielos está al llegar». 8Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, sanad a los leprosos, expulsad los demonios. Gratuitamente lo recibisteis, dadlo gratuitamente. 9No llevéis oro, ni plata, ni dinero en vuestras bolsas, 10ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón, porque el que trabaja merece su sustento. 11»En cualquier ciudad o aldea en que entréis, informaos sobre quién hay en ella que sea digno; y quedaos allí hasta que os vayáis. 12Al entrar en una casa dadle vuestro saludo. 13Si la casa fuera digna, venga vuestra paz sobre ella; pero si no fuera digna, que vuestra paz vuelva a vosotros. 14Si alguien no os acoge ni escucha vuestras palabras, al salir de aquella casa o ciudad, sacudíos el polvo de los pies. 15En verdad os digo que en el día del Juicio la tierra de Sodoma y Gomorra será tratada con menos rigor que esa ciudad.

[6]

Los doce (10:1-15)

Mateo 10:10-17 en el Codex Petropolitanus Purpureus (siglo VI)

.

El texto del versículo 1 se refiere a "sus doce discípulos" (griego τους δωδεκα μαθητας αυτου, tous dōdeka mathētas autou). El versículo 2 los llama "los doce apóstoles" (griego τῶν δώδεκα ἀποστόλων, tōn dōdeka apostolōn):

Versículo 5 se refiere a ellos simplemente como "los doce" (griego τοὺς δώδεκα, tous dōdeka), pero el verbo que sigue es "ἀπέστειλεν" (apesteilen), que significa "enviados".[7]​.

Estos primeros versículos recogen la esencia del discurso. La obra de los Apóstoles en la Iglesia será la misma obra de Cristo: la predicación sobre la proximidad del Reino de los Cielos es exactamente igual a la predicación de Jesús en al comienzo de su ministerio, y sus obras de poder son las mismas que ha hecho Jesucristo. Con ellas pone de manifiesto que sumisión es divina. Los Apóstoles son enviados «primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel». También así imitan a Jesús, que respondió con la misma frase a la mujer cananea y, solo después, a los no judíos.

(Dios) «eligió como pueblo suyo el pueblo de Israel, con quien estableció una alianza, y a quien instruyó gradualmente manifestándole a Sí mismo y sus divinos designios a través de su historia, y santificándolo para Sí. Pero todo esto lo realizó como preparación y figura de la nueva alianza, perfecta, que había de efectuarse en Cristo, y de la plena revelación que había de hacer por el mismo Verbo de Dios hecho carne. (…) Nueva alianza que estableció Cristo, es decir, el Nuevo Testamento, en su sangre, convocando un pueblo de entre los judíos y los gentiles que se condensara en unidad no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera un nuevo Pueblo de Dios [8][9]

Versículos 16-42

Mateo 10: 16-42

16»Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sed sagaces como las serpientes y sencillos como las palomas.
17Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas,
18y seréis llevados ante los gobernadores y reyes por causa mía, para que deis testimonio ante ellos y los gentiles.
19Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué debéis decir; porque en aquel momento se os comunicará lo que vais a decir.
20Pues no sois vosotros los que vais a hablar, sino que será el Espíritu de vuestro Padre quien hable en vosotros.
21Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres para hacerles morir.
22Y seréis odiados por causa de mi nombre; pero quien persevere hasta el fin, ése será salvado.
23Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; en verdad os digo que no acabaréis las ciudades ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.
24No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su señor.
25Al discípulo le basta llegar a ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al amo de la casa le han llamado Beelzebul, cuánto más a los de su misma casa.
26»No les tengáis miedo, porque nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse.
27Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; y lo que escuchasteis al oído, pregonadlo desde los terrados.
28No tengáis miedo a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed ante todo al que puede hacer perder alma y cuerpo en el infierno.
29¿No se vende un par de pajarillos por un as? Pues bien, ni uno solo de ellos caerá en tierra sin que lo permita vuestro Padre.
30En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.
31Por tanto, no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos.
32»A todo el que me confiese delante de los hombres, también yo le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
33Pero al que me niegue delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
34»No penséis que he venido a traer la paz a la tierra. No he venido a traer la paz sino la espada.
35Porque he venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra.
36Y los enemigos del hombre serán los de su misma casa.
37»Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
38Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
39Quien encuentre su vida, la perderá; pero quien pierda por mí su vida, la encontrará.
40»Quien a vosotros os recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.
41Quien recibe a un profeta por ser profeta obtendrá recompensa de profeta, y quien recibe a un justo por ser justo obtendrá recompensa de justo.
42Y cualquiera que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por el hecho de ser discípulo, en verdad os digo que no quedará sin recompensa.

La Biblia de Jerusalén se refiere a estos versículos como un "manual del misionero", y sugiere que su alcance es más amplio que el de la "primera misión de los apóstoles" en los versículos 1-16.[10][11]

Se recogen aquí un conjunto de instrucciones sobre como han de llevar a cabo la propagación del Evangelio. Se refieren no sólo a los Apóstoles, sino a todos los discípulos de Cristo que en la realización de su trabajo apostólico sufrirán contradicciones y persecuciones como Él mismo las padeció, pues «no está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su señor». Anteriormente, Jesús había indicado que los Apóstoles serían mal recibidos y rechazados, pero ahora pone su acento en que ese rechazo se traducirá en falsedad, persecución, odio, ruptura. En esto, los discípulos serán como su maestro y, por ello, bienaventurados.[12]

Pero no deben preocuparse, porque todo que ocurra será para bien: serán testimonio de la verdad de Jesús ante los hombres, y asistidos por el Espíritu Santo. Aquí está concentrada la enseñanza acerca del martirio que tanto vigor tuvo entre los primeros cristianos.

El martirio, por consiguiente, con el que el discípulo llega a hacerse semejante al Maestro, (…) es considerado por la Iglesia como un supremo don y la prueba mayor de la caridad. Y si ese don se da a pocos, conviene que todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia.[13][14]

Las advertencias se pueden sintetizar en las primeras palabras: «No les tengáis miedo» y Jesús anima a poner las esperanzas en la providencia paternal de Dios.

«Si los pajarillos, que son de tan bajo precio, no dejan de estar bajo providencia y cuidado de Dios, ¿cómo vosotros, que por la naturaleza de vuestra alma sois eternos, podréis temer que no os mire con particular cuidado Aquél a quien respetáis como a vuestro Padre?» [15][16]

Versículo 34

Véase Mateo 10:34

"No penséis que he venido a enviar paz a la tierra; no he venido a enviar [o traer] paz, sino espada."[17][18]

Este es un pasaje muy discutido, a menudo explicado en términos del contexto "apocalíptico-escatológico" del siglo I.[19]​ R. T. France explica el versículo, en contexto con el versículo 35 posterior: "La espada que trae Jesús no es aquí un conflicto militar, sino, como muestran los vv. 35-36, una aguda división social que incluso rompe los lazos familiares más estrechos. ... Jesús habla aquí, como en los versículos precedentes y siguientes, más bien de una división en la respuesta personal de los hombres hacia él."[20]

El texto del Evangelio de Mateo en el Libro de Kells altera gladium, la traducción de la Vulgata de makhairan "espada", por gaudium, "alegría", dando lugar a una lectura de "No he venido [sólo] a traer la paz, sino [también] la alegría". [21]

Versículo 38

Véase Mateo 10:38

Y el que no toma su cruz y sigue en pos de Mí, no es digno de Mí. [22]
  • "Tomar su cruz": es en el sentido de "someterse voluntariamente a las duras pruebas que le tocan en suerte" (KJV; Filipenses 3: 10); una expresión figurada tomada de la práctica de que "los criminales condenados eran obligados a tomar su propia cruz y llevarla al lugar de ejecución" (Mateo 27:32); Lucas 23:26); Juan 19:16). [23][24]

Finalmente, el discurso vuelve sobre el tema que lo recorre: «Jesús es signo de contradicción», y el discípulo tiene que contar con ello. Por ello, en su conducta cristiana se le piden dos cosas: radicalidad, esto es, exigencias en el seguimiento, e identificación con el maestro.

«La Iglesia ha nacido con el fin de que, por la propagación del Reino de Cristo en toda la tierra, para gloria de Dios Padre, todos los hombres sean partícipes de la redención salvadora, y por su medio se ordene realmente todo el mundo hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo Místico, dirigida a este fin, se llama apostolado, que ejerce la Iglesia por todos sus miembros y de diversas maneras». [25][26]

Paralelismo en el Evangelio de Tomás

Mateo 10 contiene muchos paralelos que se encuentran en el Evangelio de Tomás.

  • Mateo 10:16 es paralelo al dicho 39 del Evangelio de Tomás.
  • Mateo 10:37 es paralelo a los dichos 55 y 101.
  • Mateo 10:27b es paralelo al dicho 33a.
  • Mateo 10:34-36 es paralelo al refrán 16.
  • Mateo 10:26 es paralelo al refrán 5b.

Véase también

Referencias

  1. 10:6
  2. Pulpit Commentary sobre Mateo 10, consultado el 3 de enero de 2017
  3. Cockle, Walter E. H. The Oxyrhynchus Papyri. Volume 45. London: [[Egypt Exploration Society]. Londres: Egypt Exploration Society, 1999. Páginas 1-3.
  4. Comfort, P. W., & Barrett, D. P. (2001). El texto de los primeros manuscritos griegos del Nuevo Testamento, pp. 656
  5. Grenfell, B. P.; Hunt, A. S. (1912). Oxyrhynchus Papyri IX. Londres. p. 7. 
  6. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 3086-87). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  7. Bible Hub, Análisis de texto: Mateo 10:5, consultado el 20 de noviembre de 2022
  8. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, n. 9
  9. Facultad de Teología. Comentarios ala Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (pp. 9104-9105). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  10. Biblia de Jerusalén (1966), nota al pie g en Mateo 10:17
  11. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 3087-89). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  12. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 9106). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  13. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, n. 42
  14. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 9106). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  15. Jerónimo, en Catena aurea, ad loc.
  16. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 9107). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  17. KJV: RVR
  18. Mathewes, Charles (6 de diciembre de 2010). Understanding Religious Ethics. John Wiley & Sons. p. 186. ISBN 9781405133517. 
  19. Cim, David (2000). org.za/index.php/HTS/article/viewFile/1698/2988 «El motivo de la espada en Mateo 10:34». Theological Studies (Escuela de Teología, Universidad Católica Australiana) 56 (1): 84-104. doi:10.4102/hts.v56i1.1698. 
  20. France, Tyndale New Testament Commentaries, Vol 1: Matthew (1985). 2ª ed (2008), p. 192. ISBN 978-1844742677.
  21. Nathan, George Jean Nathan; Henry Louis Mencken (1951). google.com/books?id=pXgWAQAAIAAJ&q=%22refused%20to%20adopt%20St.%20Jerome's%20phrase%22 The American Mercury. p. 572. «Los compiladores del manuscrito de finales del siglo VII, El Libro de Kells, se negaron a adoptar la frase de San Jerónimo "No vengo a traer la paz, sino una espada" (" ... non pacem sed gladium"). Para ellos, la frase no tenía sentido y la modificaron...» 
  22. NKJV: NKJV
  23. También en Artemid. ii. 56, p. 153; Plut. Mor. p. 554 A; Cic. de divin. i. 26; Valer. Max. xi. 7. apud NT de Meyer, Mateo 10:38
  24. Comentario del NT de Meyer sobre Mateo 10. Consultado el 24 de abril de 2019.
  25. Concilio Vaticano II, Apostolicam actuositatem, n. 2
  26. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (Spanish Edition) (p. 9107). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.

Enlaces externos

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  • KJV King James Bible – Wikisource
  • English Translation with Parallel Latin Vulgate
  • Online Bible at GospelHall.org (ESV, KJV, Darby, American Standard Version, Bible in Basic English)
  • Multiple bible versions at Bible Gateway (NKJV, NIV, NRSV etc.)

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